Wednesday, June 3, 2009

...tengo que admitir que el finalizar del día y ver a mis hijos por fin dormidos plácidamente me llena de tremenda paz, aunque aún me quede mucho por hacer y empiece la ajetreada agenda de no haber terminado un día cuando ya estoy empezando el otro...pero, ese será otro tema para otra noche...no prometo escribir a diario, pero sí hacerlo cuando las palabras en mi mente ya no encuentren más espacio...decidí escribir para compartir con otras madres lo que otros quizás no entienden, o aquella conversación inconclusa con temor a ser juzgadas. Debo admitir que el acoplarme a esta nueva cultura no se me ha sido fácil, pero reconozco que también me ha traído sus gratificaciones. El que otros estén dispuestos a escucharte sin utilizar el dedo acusador a principios resulta un poco inquietante pues te preguntas si en verdad le importa lo que le compartes pero a la larga te das cuenta que no, simplemente está dispuesto a aceptarlo sin juzgarlo, y creo que me está empezando a gustar, creo, no estoy segura....después de acostumbrarse a vivir con esa segunda persona constantemente es casi imposible dejar de escuchar su voz, pero nada, otro tema, para otra noche sin sueño...pero como dice un buen merenguero, "Vamo'a lo que vinimo' "
Sentada hoy en la escuela de mi hija, disfrutando un programa de logros sin fanfarria, gastos o colores a lo que estoy acostumbrada, realicé que a veces no me doy cuenta de lo rápido que crecen mis hijos, pues cada vez que les miro los veo con años menos, todavía corriendo por la casa con sus bobitos y con su ñoñito más querido en el regazo, balbuceando palabras incoherentes llenas de amor y apego, como si la única persona que existiese en su mundo sea una...pero a veces olvido mirarlos como están justamente ahora, llenos de sueños, deseos y anhelos, expectativas, planes y en fin una agenda llena para toda una vida...una vida que empiezan a mi lado. Y mientras esto pasaba por mi mente, la veía reir, llena de vida, junto a sus amigas y compañeros, sin necesidad de sus amigos de "comfort", sin necesidad de que estuviera a su lado, como todos los demás días, cuando pasa la mayoría de sus horas junto a una total desconocida, que le enseña sus números, historias y fantasías...
Rápido crecen pero su alma de niño sigue grabada en nuestros recuerdos,...confieso que lloré toda la ceremonia ante la mirada incrédula de su padre...pero ni me importa, llorar me hace tanta falta como respirar.
Sólo espero que nunca olvide como eran pero que tampoco ignore eso pequeños detalles diarios que me recuerdan que están creciendo y que en par de años serán lo que la vida quiera de ellos.
No existe manual que nos enseñe como llevarlo por ese camino de éxito y virtud, pero confío en que pueda disfrutar la trayectoria y aprender de mis errores...